TRES SIGLOS ANTES DE LA FECHA ACTUAL
Los gritos se escuchaban por todos lados, el fuego iluminaba aquella oscuridad penetrante, las casas eran solo cenizas y los huesos de humanos abundaban en aquel caos reinante. No podía creer todavía el susurro de los árboles ni el de los animales, si de verdad estaba ocurriendo todo eso por culpa de él, mi hermano, tenía que verlo yo misma. Mi padre me había dicho que no lo hiciera, pero no podía obedecerle, la incertidumbre y todo el mal que observaba desde arriba me tenía inquieta. Al bajar, me encontré con esto; por cada árbol, animal o ser viviente al que le pasaba al lado, me decía que me fuera, que no estuviera acá, que corría peligro, pero los ignore y seguí avanzando.
Recorrí las calles y casas envueltas en llamas, hasta llegar, a lo que supuse, era el centro de ese pequeño pueblo, allí la verdad me calló como agua fría, y todo lo cierto de los susurros me invadió mi corazón con una decepción. Allí estaba él, en todo el centro, haciendo lo que nunca pensé que sería capaz. Con sus manos completamente blancas, rodeaba el cuello de un pobre humano, y cuando lo soltó, un arma celestial bajó y se posó en ellas, que a continuación utilizó para decapitar el cuerpo inerte de su víctima. Las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas, mis ojos lo veían pero ni mi mente ni corazón creían; y entonces se volteó, y me miró con sus ojos negros como la misma noche y cargados de odio; susurró mi nombre:
-Layla-que sonó como un gruñido y acto seguido se avecinó hacia mí. Empecé a correr desesperada, pero cada vez estaba más cerca; me adentre más por el bosque, el lugar que me atrajo hacia acá, pero era un inmenso laberinto verde. Atravesando matorrales, ramas y esquivando árboles llegué a un claro, el cual su luz me cegó y solo mis oídos percibieron aquella sonata que se estaba yendo a un risco.
ACTUALIDAD-2010
El sonido discordante de las cuerdas que producían mi violín, me hizo volver a la realidad. Maniobré y deje deslizar mis emociones por mis manos, rescatando mi recital y una melodía de melancolía. Cuando terminé abrí mis ojos, y la multitud me recibió con aplausos; como costumbre humana, me levanté del taburete donde estaba y me recliné hacia adelante. Era solo una pesadilla, fue solo una pesadilla ¡Ha pasado tanto tiempo que fue solo una pesadilla y no es real! Me repetía en mi mente.
Cuando se terminó el concierto y el bululú de gente se marchó, dejando el auditorio vacío, volví a trasladar mi mente hacia los recuerdos, pero un muro gigante no me dejaba rememorar. Junto con mis compañeros humanos, limpiamos y ordenamos el lugar. Terminamos tarde, por lo cual cuando salí del auditorio, las calles se encontraban vacías y desoladas, solo algunos faroles iluminaban mi camino, y otros solo titilaban. Caminé lo más rápido que pude, aunque sabía que perfectamente me podía defender, presentía una mala energía, aparte, para colmar mis presentimientos, se acercaba el día, 21 de diciembre.
Llegué al viejo edificio en el cual habitaba, su fachada desgastada era solo apariencia; entré y me extrañó mucho ver su interior, vacío. Todavía no me acostumbraba a la idea, se me olvidaba que mis hermanos caídos se habían ido con él, con mi amor prohibido, que me salvaba de las pesadillas de mi pasado, como la que tuve hoy, me sostenía para no caer y hacía que mi corazón se descontrolara con cada roce y caricia, Neils. Recordar su nombre me dolía mucho; cuando lo conocí era un simple humano, pero ahora estaba involucrado en todo este asunto, a parte era Nephilim, y tenía que huir si quería ayudar a los demás caídos y devolverles su paz.
Unas lágrimas empezaron a recorrer mi rostro ¿Por qué no podía ser una humana? ¿Vivir ignorante de todo? Tenía que ser fuerte y sobrellevar esta lucha, aunque me distancie de ella, siempre sabré que participaré; mi deber es protegerlo, soy su guardiana, la guardiana de Neils y eso nunca lo podré cambiar. El destino es cruel, pero más cruel es la realidad. Deje a un lado las reflexiones, mañana en la mañana debía partir a reunirme con ellos, además dentro de dos días empezaba el ascensus. Subí las escaleras sin ni siquiera prender las luces; entré a mi departamento y cerré la puerta con llave. De inmediato entré a mi cuarto, sin mirar la sala y me quite los tacones, quedándome no más con el lujoso vestido de seda negro. Una brisa helada recorrió mi nuca; salí de la habitación directo a la cocina a prepararme un chocolate caliente y de nuevo el aire helado en mi nuca me invadió. Al salir de la cocina, con mi taza hirviendo de chocolate, me senté en uno de los sofás y encendí la lámpara. Enfrente de mí se hallaba él, otra vez, pero ahora no invadía mis sueños sino mi presente.
Estaba en compañía de 7 de sus escoltas, niños con alas que creen hacer lo correcto. No me arriesgué a preguntar qué hacía allí ya que sabía la respuesta, pero no me quedé callada.
-Creo que todavía se considera de mala educación entrar en una propiedad privada sin avisar-pronuncié tornando mi rostro un toque de delicadeza y dando a expresar una amenaza fría.
-Y yo creo que eso no es molestia cuando se trata de visitar a un pariente-respondió tranquilo
-Pues para visitar a un pariente no necesitas perritos falderos ¿verdad?-quería sacarle su verdadera intención; aunque aparentaba otra cosa, sentía temor, eran muchos para mí porque aparte de los 7 escoltas presente, se hallaban 2 más por afuera, vigilando la salida
-Astuta-y tomo un sorbo de una copa que se hallaba en su mano-como siempre
-Si-respondí y lo imité con mi chocolate-¿Qué haces acá Gael?
Me miró con sus ojos negros y una expresión glacial en el rostro; para relajarme un poco, empecé a menear mi taza con chocolate, hasta que respondió:-Por ti, porque no dejaré que lo ayudes, porque no permitiré que estés otro momento más en la tierra y porque no te permitiré que lo protejas.
-Creo que no me conoces también como crees-le dije serena, pero tenía que empezar a idear algo, ya que sus palabras sonaron tan serías como aquella noche, en medio de ese infierno, que pronunció mi nombre
-Esa eres tú, que reniegas de nuestro lazo de sangre, que me teme, que me huyes-terminó diciéndome susurrando
-¿Qué te huyo?-pregunté con indignación convirtiendo el temor en ira-Me dices esto a mí ¡Tú! ¡Monstruo!
-¡Lo hice porque esa es mi misión! ¡La que me encomendó el Padre!-me gritó ya también furioso
-¡Pues si matar a humanos, que no tienen la culpa de lo ocurrido, es tu misión; entonces la mía es un juego de niños!-le grité y me levante de mi sofá. Los escoltas sacaron a relucir sus armas, ya la cosa no era en paz. A diferencia de los ángeles normales, yo por ser mujer, al sacar mis armas cambio. Mi vestuario pasa a una túnica larga sin mangas blancas, con un cinturón de oro; en mis antebrazos aparecen dos brazaletes protectores de oro; mis alas se despliegan, en pocas palabras, doy a definir la belleza divina. Imaginé mis dagas, reforzadas por un fuego azulado con un toque plateado; sentí el paso de una ráfaga de energía por mis brazos y en mis manos aparecieron mis antiguas aliadas, tan afiladas y magnificas como siempre.
Gael se levantó de su asiento, colocó la copa en una mesita ubicada al lado de este y con tranquilidad deslizó su espada, también con el mismo fuego azulado y toque plateado, por su mano derecha; levantó la izquierda para indicar, que cuando hiciera una seña, procedieran a atacarme, pero me les adelanté. Degollé al primero de sus escoltas con un veloz movimiento, me dolía hacer estas acciones pero ya habían causado mucho daño y ya era momento de detenerlos. Los escoltas de afuera entraron, tapándome la salida; el escolta más cerca del cuerpo inerte se me acercó, agitando su látigo de fuego, con dos movimientos y una patada ya estaba listo. Los demás se me fueron acercando y los fui liquidando rápidamente, hasta que solo quedaron 3 y él. Desechó su postura de observador y se acercó sigilosamente, hasta que la ventana que estaba detrás y comunicaba al exterior estalló y entraron por ella sombras ágiles que se deshicieron de los 3 escoltas que quedaban.
Reconocí a mis “Salvadores”. Eran dos de mis hermanos caídos y él, Neils. Ya se había transformado; su cuerpo estaba cubierto de símbolos negros y en su espalda relucían unas perfectas alas de color negro, ya era en sí un Nephilim, mitad humano y mitad ángel. Nuestra miradas se encontraron y el mundo se detuvo un instante en el que nos apreciamos mutuamente; desvió su vista hacia mi hermano y a continuación se fulminaron con ella, acto seguido se enfrascaron en una lucha. Camael, que había llegado con Neils, los esquivó y se situó a mi lado.
-¡Buen trabajo!-me eludió-Pero no hay tiempo para reconocimientos, debemos irnos-dijo serio y yo asentí. Esquivamos las dos figuras que estaban enfrascadas en una lucha y nos dirigimos a la ventana
-¡Pero Neils!-le dije a Camael y este silbó. Neils arremetió contra Gael y lo estrelló en la pared, se volteó y nos dijo:-¡Vámonos rápido!- pero cuando íbamos a saltar algo me agarró de mi túnica, me volteó e introdujo una espada en mi abdomen. El tiempo se volvió a congelar, solo esta vez para hallarme frente a frente, cara a cara con mi hermano. Lento empezó a sacar la espada, pero no me derrumbe. A mi espalda escuché un grito con mi nombre pero lo ignoré. En cambió, agarré la camisa de mi hermano, lo acerqué a mí y le dije despacio al oído:-Nunca lograras tu misión y yo misma me encargaré de eso-lo solté y su expresión era una mezcla de ira, odio e incredulidad pero no le di importancia y batí mis alas primero suave y después fuerte haciéndolo retroceder hasta que ya no pudo y atravesó la puerta de mi dormitorio, la pared que limitaba este con el otro departamento, hasta que cayó en vilo por el pequeño callejón que daba detrás del edificio.
No tenía fuerza, al menos suponía que Neils y Camael estaban lejos, pero cuando mi cuerpo fue a tocar el piso unas manos me sostuvieron y reconocí la dulce voz que me hablaba y decía:-¡Te tengo! Tranquila todo estará bien.
· * * *
Desperté en la catedral de la cuidad donde me encontraba, la reconocí porque allí era que, según la leyenda, se abriría el cielo y las almas malditas subirían de nuevo y la gran misericordia de nuestro Padre los recibiría de nuevo. Era de noche, pero unas antorchas y velas iluminaban la estancia. Camael estaba a mi derecha, con sus alas afuera y su armadura de oro. Al ver que yo me levantaba de la banca en donde me hallaba, se colocó de pie y me trajo un vaso con un líquido de color marrón; le iba a preguntar que era cuando me dijo:
-Solo bebe ¿de acuerdo?-el líquido quemó mi garganta, por lo cual reconocí que era licor
-¿Para …-
-Para calmar el dolor-me interrumpió-era una herida profunda y te dejo día y medio inconsciente
-¡Día y medio!-exclame sorprendida-es decir, que hoy es-y me terminé de levantar rápidamente
-Sí, vamos nos esperan-me apremió Camael. Salimos de una de las capillas secundarias y nos dirigimos a la azotea. Me impresionó mucho ver a tanto caídos; la verdad nunca me imaginé a tanto, muchos clanes y familias acá en la tierra. Al entrar todo voltearon a verme y cuando pasaba por delante de ellos realizaban un reverencia, era o es una vieja costumbre ya que yo soy todavía una ángel vigente digamos y tengo mayor rango que ellos. En el centro de todos mis hermanos se hallaba Neils, en compañía de otros de su especie. Se necesitaba, en total, 5 Nephilims para abrir la puerta, y por lo visto los pudieron encontrar. Neils al verme, se alejó de sus compañeros y se me acercó
-¿Cómo estás? ¡Ya me tenías preocupado!-me dijo
-Sí, pero ya estoy bien y el-mire a Camael-¿brandy o…
-Whisky-respondió
-Bueno el Whisky me esta ayudando un poco con el dolor-miré al cielo y vi las estrellas aliniadas y a la luna en su posición-¡Ya es hora!-dije seria y eso basto para que todos captaran y se colocaran en su lugar. El procedimiento para el ascensus constaba de un gran pentagrama dentro del cual se hallaban los caídos y en las cinco esquinas los Nephilims que lo ejecutarían. Yo me quedaba fuera de este ya que no soy una caída y servía como protección. Camael entró en el pentagrama y yo le di una sonrisa de ánimo, mi Padre los recibiría con alegría. El ascensus comenzó y las auras y almas, de aspecto dorado, de mis hermanos subían lentamente hacia el cielo, el cual estaba completamente oscuro, pero al hacer contacto la primera alma, se transformó en un espejismo, como una barrera, mi sonrisa se ensanchó, pero de pronto se disolvió ya que el viento helado en mi nuca reapareció.
Sabía lo que significaba, así que saque mis armas. Varios de mis hermanos al verme lo que hacían se intentaron salir del pentagrama, pero no lo podía permitir, ello debían de subir, así que reforcé el escudo protector del pentagrama impidiéndoles la salida y también la entrada a los intruso.
Mi hermano llego impetuoso con un ejército de alados, los primeros cayeron fáciles a mis pies pero eran muchos no los podía retener y ya algunos estaban chocando sus armas contra la barrera para romperla. Batí mis alas, enviando oleadas de fuerte vientos, pero también lo contrarrestaron hasta que dos espadas chocaron, enviando una oleada de energía que desgarró mi túnica y decapitó varios cuerpos. Neils había roto el pentagrama junto con otros y estaban luchando a muerte contra el ejército de Gael. Tenía que evitar que el ascensus se detuviera. Avancé hasta donde se hallaba Gael, hace tres siglos no había podido con él ya que mi corazón no me lo permitió y huí, pero ahora lo detendría; con ira, arremetí contra su ejército despojando mi camino hasta encararlo. Empezamos con una lucha de espada y daga que se vio envuelta por el odio. Cada choque entre nuestra armar, desprendía una oleada de energía más fuerte que la anterior, la cual chocaba contra su armadura y rasgaba mi túnica. El amanecer se acercaba y si no se continuaba elascensus nunca habría paz, así que grite:
-¡Continúen! ¡Háganlo!-prácticamente lo ordene y batí mis alas enviando a todo de vuelta al pentagrama y acabando con los últimos guardias que quedaban-¡Esto es entre tú y yo Gael!-el no respondió y me atacó. Cambie mis dagas por una espada, la cual al chocar con la otra, por la fuerza y la energía de ambas, crearon un campo súbito de fuego. Ni él ni yo aflojamos el choque, ambos nos manteníamos así y más se incrementaba la fuerza.
-¿Por qué?-dije casi en un sollozo
-¡Porque son bestias!-me gritó-¡No son como nosotros! ¡Son una abominación de la cual el Padre me pidió deshacerme!
-¡No, no lo son!-le dije, ya casi no soportaba-discúlpame pero lo prefiero a ellos que a ti- y arremetí con aún más ira e incremente la energía. Su espada se rompió por la mitad y la mía también, así que pensé rápido y saque mis dagas, que con un movimiento veloz utilicé para degollar y atravesar el abdomen de mi hermano. El fuego que resplandecían estas, quemaron internamente su cuerpo y ya pronto desapareció solo quedando cenizas. Me volteé para no ver lo que acababa de hacer y pude apreciar las últimas almas de mis hermanos entrando al cielo y abrazados por mi padre. Pude ver a Camael quien con los labios me pronunciaba ¡Gracias! Y a otros realizando lo mismo.
Los Nephilims de las 5 esquinas empezaron a ascender y entrelacé mi mirada con Neils; él no entendía nada pero yo sí. Se tenía que ir, aquí no podía estar. Intentó luchar contra la barrera para salir pero se lo impedí ¡No! ¡No!Escuchaba que gritaba pero arriba estaría seguro. Comenzó a ascender, gritando ¡No lo hagas! ¡Layla! Y ya tocando el cielo grito ¡Te amo! Y desapareció. El pentagrama se diluyó y se fue la oscuridad de la noche dando paso a la claridad que traía consigo el astro amarillo. Rompí en un llanto y caí al suelo, estaba débil y todavía lo que hice a mi hermano y los gritos de Neils reinaban en mi mente…
31 DE DICIEMBRE-10 DÍAS DESPUÉS
Caminaba nerviosa atrás del escenario, me habían llamado para presentar un recital de despedida del año y tenía los nervios de punta, había asistido muchos humanos. Empecé a exhalar y el humo de mi aliento me hacía reír. Habían pasado 10 días después del ascensusy milagrosamente a la mañana del día siguiente, el 22 de diciembre, empezó una extraña nevada, de copos finos y delicados diseños. Mi anuncio y el aplauso del público me impidieron rememorar aquella noche; subí al escenario y tome asiento. Deje que mis manos hicieran posesión del arco y maniobraran las cuerdas de mi violín, dando a relucir una sonata que escuché el día en que conocí a Neils. Los tonos de esta, suaves y dulces, de despedida me embelesaron y mi aura salió del auditorio y recorrió las calles, el parque de la esquina, la catedral, mi apartamento y volví. Haciendo compañía a mi sonata, empecé tatarear bajo “Ujumujum ujumjumjumjuu ujumjujumjujumjujumjum ujujujum jujujujum” Terminé y tal como la vez anterior me aplaudieron y alabaron, di gracias y baje del escenario.
Salí al exterior sin mirar atrás con mi violín en mano y fue al pequeño parque. No sé que me pasaba, pero quería estar sola. El parque constaba de una pequeña fuente, de la cual no salí agua ya que estaba congelada. Quite la nieve de unos de los columpios y me senté, volví a tocar y comenzó a nevar. Admiré los copos que descendían lento a centímetros de mi rostro. Sus diseños eran tan perfectos y cada uno distinto, eran abstractos pero bellos. Cerré a los ojos y rememoré el rostro de Neils, acá lo conocí. Sentí que el columpio se empezaba a mecer pero no me importaba me encontraba en paz.
Terminé de tocar y el columpio se detuvo. Me levante y cuando iba a dar un paso hacia adelante, una respiración en mi cuello me hizo voltear, y allí estaba él, sonriente. Nos miramos durante minutos, horas no supe cuanto hasta que me tomó por la cintura y comenzamos a dar pasos de un lado para otro, bailando, al son de mi sonata, que sonaba a lo lejos. Cuando terminó me dijo:
-Te amo y regresé por ti
No respondí y lo mire, si era un sueño no quería despertar, pero si era de verdad no lo quería perder así que lo bese y me devolvió el beso dándome con él una paz que nunca imaginé y una alegría infinita que no pensé nunca vivir en esta vida…
..Bueno espero contar con ustedes...
Cuidense&Besillos...
Att:...*D!¡ana
..Hola -Rosses Poped- Bueno este es un nuevo concurso al que me apunto y los invito a participar, es de mis amigos soñadores e internacional.
