~Cap II / *Mafiol*

~Capítulo II:

Seguí el consejo de Verónica, repase, más no le dirigí la palabra a Rosa y Juan. Dormí sin cenar, me desperté a las seis de la mañana y me alisté para asistir al liceo.
Estando allá pedí la prueba acumulativa y me la cedieron; al final de la mañana me dieron los resultados y saqué 18 puntos; bueno no me podía quejar era buena nota.

Llegué a la casa y la coloqué sobre la mesa, interrumpiendo a los que estaban almorzando, les di la espalda y me fui al cuarto. No iba a prender la Lapto, aún no, ya que todavía no sabía de qué manera le narraría mi historia a Vero.

Agarré un cuaderno viejo y me coloqué a escribir, deje que las palabras fluyeran, hasta formar un cuento cuya princesa todavía no conseguía su final feliz:

“El 6 de enero de 1996, nació a las tres de la tarde un niña de cabello marrón-rojizo, ojos grandes y de color café y piel morena pálida. Esa niña al pasar el tiempo aprendió que la vida no es un juego, y a temprana edad se tomo las cosas muy en serio. Su familia no es como cualquier loca, ella los describe como los locos Adams, que poseen su forma peculiar de felicidad. Desde pequeña dicha niña nunca se sintió a gusto con ellos, ya que sentía que no encajaba. Sus padres la acostumbraron a no decepcionarlos y ser el orgullo de la familia, cumpliendo las metas que ellos no lograron, como estudiar y ser alguien en la vida, también no depender de nadie. Todas sus lecciones, a lo largo de su corta existencia, se basaron en esos términos; y así ha crecido Anabel Matouski. En la actualidad, esta joven lleva un excelente promedio académico, y es muy responsable. No le gustan los gatos, ni aprecia a los perros, pero tolera a las aves y pajarillos, ya que expresa, que su canto es como un sonido del cielo. Le encanta el agua, y sobre todo el mar y los ríos. Sus metas personales son superarse, ser Abogada y estudiar Diseño Gráfico. Hasta ahora, Anabel no ha vivido una aventura, ya que sus propósitos no están destinados a eso; no tiene muchas amigas que la aconsejen ya que las que la acompañan se dejan guiar por las hormonas; pero nadie sabe lo que le depara el destino y tal vez la suerte vaya con ella y conozca a una verdadera amiga, alguien que la apoye y la quiera con sus perfectos y desperfectos".

Leí y releí mi cuento, la verdad no sabía que más detalles agregarles, porque siendo sincera mi vida no es algo que se lleve un libro ni siquiera diez páginas; es tan normal y aburrida que a veces pienso en hacer algo para romper la rutina, pero la voz de mis padres y su cara de decepción siempre interviene, y como dije antes ellos me criaron para ser el orgullo de la familia.

Convencida de que así estaba bien, me conecte al internet. Ingresé en MSN y de inmediato abrí Hotmail. Revise los nuevos mensajes de Facebook y el Twitter; algunos de mis contactos y cuando verificaba mi participación en un foro, me llego un nuevo correo. Lo abrí y Vero me preguntaba que si lista y me otorgaba a mí el honor de ser la primera en dejar al descubierto sus trapos sucios; me reí la verdad era que la iba a decepcionar. Transcribí mi cuento y se lo envié.
Ya habían transcurrido veinte minutos y nada que respondía, me vi tentada a escribir otro mensaje cuando respondió:

Eres joven, tienes a penas catorce años; aprovéchalos, la juventud es la edad más hermosa en nuestra vida. Bueno acá va mi cuento:

“Mi nombre es Verónica Mafiol, tengo veintitrés años y nací en una mañana soleada a mediados del mes de julio, en una quinta “La Esperanza”, ubicada en Colombia, mi ciudad natal. Mis padres eran Ernesto Mafiol y Margarita Gómez; fallecieron en un accidente. Fui hija única. Mi infancia fue, para mí, la etapa más agradable de mi existencia, ya que lo que llevo de vida, no ha sido fácil. Éramos una familia normal, común y corriente; salíamos a los parques jugábamos, papá trabajaba para el sustento; mamá era ama de casa y a la vez trabajaba en un almacén de ropa, a escondidas para ayudar en los gastos; yo era una niña juiciosa y muy introvertida a la vez, y todos nos amábamos y queríamos, éramos felices en la humildad; pero todo eso pronto acabo un miserable ocho de noviembre.

Salíamos a almorzar a Da Vinci, un lujo restaurante, para celebrar el ascenso de mi papá, a un cargo mejor. Mi mamá me colocó un pavoroso vestido de niña color crema, en esa época tenía siete años; subimos al coche y cuando íbamos saliendo del garaje, empezaron. Sonaron tiros y sirenas; mi padre salió de inmediato del coche, abrió la puerta del copiloto y nos sacó a mi mamá y a mí, cubriéndonos con su cuerpo. Cada vez eran más fuertes, esos ensordecedores sonidos, y mi mente infantil no entendía lo ocurrido. Antes de abrir la puerta de la casa y poder entrar, una camioneta se volcó enfrente de esta, llevándose el bajareque y haciéndonos retroceder, hasta la parte delantera del coche. De la camioneta alguien se bajo y tiro un paquete hacia nosotros; se volteó y junto con diez hombres empezaron a disparar a otros vehículos que se aproximaba. Uno de los hombres de los otros vehículos, se bajo de su carro, y otros hombres lo cubrieron; allí la plomazón se agravo. Empezaron a llegar más carros y personas, era como estar en medio de la segunda guerra mundial. El hombre que tiró la bolsa no quería que la obtuvieran sus contrincantes, así que se adentro en el frente, pasando por el bajareque caído, agarró la bolsa y señalo a mi madre.

Le dijo: “cógela”, pero mi padre se interpuso y allí le dispararon, directo en el pecho; mi madre asustada me cubrió con su cuerpo, pero pronto se escuchó otro disparo. Su cuerpo me cayó encima, tapándome; al exterior solo sonaban más carros llegando, gritos, maldiciones, pero mí mente no asimilaba muy bien eso; estaba perdida o en shock, no entendía muy bien lo que pasaba. De pronto recuerdo que sonó algo, como si hubiera ocurrido una explosión, después de eso, se escuchó chirridos de llantas, y carros a toda velocidad yéndose. Salí de bajo de mi mamá y empecé a moverla y a llamarla “Mami” pero ella no se movía, estaba quieta y de su boca emanaba sangre; en su pecho se veía un agujero. Me coloque a llorar y gateé hasta mi papá lo empecé a mover y le empecé a decir “Papi, despierta mami no se mueve, tengo miedo ¿papi?” esas palabras nunca se han borrado de mi memoria. Mis lágrimas corrían a millón por mis pequeñas mejillas. Un hombre, el que intentaba acercase antes; se acercó a mí y yo por instinto me alejé hasta mi madre; él al verla, profirió un grito desgarrador y empezó a decir maldiciones.

Luego cogió la bolsa y llamó a alguien; después se giró hacia mí y lo detalle mejor; era un hombre de mediana edad con cabellos canoso, pero no tanto. Él me dijo: “pequeña, ven acá; tus padres están muertos, ven , no mires a Margarita, no lo hagas, ven, soy tu abuelo” me decía mientras yo miraba indecisa a mi madre; como era pequeña no sabía que pasaba y mucho menos entendía que era la muerte; así que me dirigí al hombre, este me cargó y acuno en su pecho diciendo “tranquila, ahora estás segura” y con esas palabras nunca pensé que mi vida cambiaria dando un drástico giro de 380 grados…

--O--

..Hola mis -Roses Poped- bueno aca les traigo el otro capitulillos de *Mafiol* en cuyo primer capi leí que a varias personas les gusto n.n, espero que entonces les vuelva a agradar este capítulo; me tomó un tiempo escribirlo u.u debido a que el cuento de la protagonista me parecía muy simple, pero después de varias opiniones lo deje así ^^; diganme en sus coments que les pareció y nuevamente ¡Gracias! :D ya que ustedes me animan y cada día somos más, mis deseos son que la familia siga creciendo xD..

Cuidense y besillos...

Att:..*D!¡ana.